lunes, octubre 08, 2007

TODOS LOS RADIODIFUSORES SE VAN AL CIELO...

Octubre ha sido hasta ahora un mes trágico para la familia radial, especialmente en regiones. Esto debido a que en menos de un mes fallecieron dos auténticos radiodifusores de tomo y lomo, la pérdida de uno de ellos alcanzó ribetes de conmoción nacional. Se trata de Enrique Gallo Toledo, fundador y propietario por más de 20 años de la extinta Radio Aniversario de Copiapó y todo un baluarte de la radiodifusión en Atacama, y de Nibaldo Mosciatti Moena, el hombre que durante 50 años marcó la pauta de la radiodifusión en la Región del Bio-Bio, primero a través de Radio El Carbón de Lota en 1959 para luego seguir en 1966 con Radio Bio-Bio de Concepción, ambas vigentes hasta el día de hoy.

Sin embargo, tomaré como referencia el caso de Mosciatti Moena para el análisis de esta crónica.

Bio-Bio siempre recalca a mucha honra su independencia al momento de informar, y con justa razón, ya que precisamente ese fue el sello que hace más de 40 años le impregno Mosciatti Moena, lo cual no lo tuvo exento de problemas, pero le permitió conservar no solo una independencia y nivel de credibilidad envidiadas por cualquier radio de Santiago, sino que además le significó ganarse el aprecio, el respeto y el cariño de todo el pueblo penquista.

Sólo así podría entenderse la naturaleza de frases impuestas por "La Radio" como es conocida en Concepción y en todo el medio radial chileno. Frases impactantes que no dejan a nadie indiferente como "El hombre que no es informado no puede tener opinión, y el hombre que no tiene opinión no puede tomar decisiones", "Usted lo oyó, usted lo sabe, La Radio lo dice todo" o "En Bio-Bio somos independientes, independientes de verdad", son hoy en día no solo patrimonio nacional sino que constituyen máximas a seguir por todo radiodifusor que se precie de tal.

Cuenta la historia que una vez consumado el golpe militar de 1973, estos intentaron someter a Bio-Bio bajo las directrices del gobierno de turno. La respuesta de Mosciatti Moena no se hizo esperar y fue una sola y tajante: "Esta es la Radio Bio-Bio. ES MI RADIO". Lo anterior le valió ser silenciado durante 3 días, pero así y todo, no renunció a su deber de informar veraz y objetivamente, y menos a su tan codiciada independencia.
Nibaldo Mosciatti Moena

Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos si seremos capaces los radiodifusores de hoy a seguir el ejemplo de Mosciatti Moena o del propio Gallo Toledo que a través de la radio dejaba en evidencia su profundo amor por Copiapó, jugandosela por entero por su gente y sus necesidades.


En estos tiempos que corren, cabe reflexionar sobre el aporte que han realizado estos verdaderos señores del micrófono, cuando el mejor capital de las radios era su propia gente que trabajaba en ellos, porque hoy de esas radios cuesta encontrar en medio de un dial cada día más frio y automatizado, en ese sentido es justo decir, después de todo, que todos los radiodifusores se van al cielo.